El relinche de una cortina
Arrasa ciudades,
arrasa personas bajas y flacas.
Es frío como la lluvia
y cálido como tu amor.
Es compulsivo, inestable,
en ocasiones calmo como el pasto.
Está en las partículas diminutas del mundo
y, a la vez, no está en ningún lugar.
Es la nada,
o un salto en el vacío.
La mirada perpleja y estática del bullicio,
el caer del agua en la taza,
el relinche de una cortina,
el movimiento tectónico de nuestros cuerpos:
tan unidos y tan lejos,
tan lejos como la noche y el día,
como tu mirada cálida y la mía,
estática, pensativa, dudosa, quieta,
dormida.
¡La nada!...
La nada.


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