sábado, 22 de noviembre de 2025

Testigos de bruma

 Cuando el día despertó,

vi la bruma extendida sobre los tejados de las casas.

El aire era tenue,
y el silencio envolvía por completo mi horizonte.
El alba se asomaba en tus ojos,
ojos que dejaban el rastro
de aquello que aún nos habitaba.

Mi aliento temblaba,
sintiendo el calor que transpiraba tu piel.
Nos uníamos con una sola mirada;
entonces el vértigo llegó
y se posó frente al precipicio.

Los testigos eran la bruma
y las montañas frías.
Y tu mirada,
tu mirada que iluminaba mis días
y que, sin aviso,
oscureció el alba.

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