domingo, 23 de noviembre de 2025

Huella invisible

Dejaste rastros,
dejaste secuelas.

Creí que me herirías la piel,
que me arrancarías el corazón
con esa pequeña mano tuya.

Pero fue el alma lo que tocaste:
una herida silenciosa,
invisible… y, sin embargo, tan nítida.
De esas que duelen hondo,
porque se vuelven tormenta adentro.

No late, no se muestra.
Parece nada…
pero pesa como todo.

Un resonar profundo,
una mirada inquieta,
un resplandor amargo,
un abrazo que nunca llega.

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