La claridad de una esperanza
A lo lejos,
cuando el sol se desvanecía,
vi encenderse, tenue,
la claridad de una esperanza:
un respiro profundo
que abrió mi alma,
aire suave
que acarició mi mejilla
y dejó en mi piel
la frescura temprana
de un amanecer nuevo.
Fui sembrando semillas,
extendiendo mi jardín,
allí donde renace el día
y los pájaros despiertan,
donde mi cielo permanece vivo
y tú caminas cerca,
en el borde de mi acera.


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